El Breaking y la Cultura Hip-Hop
El breaking, una disciplina que debutó en los Juegos Olímpicos de París 2024, tiene sus raíces profundamente arraigadas en la cultura hip-hop, un fenómeno cultural que surgió en los años ochenta en Estados Unidos.
Este movimiento nació como una respuesta a las difíciles circunstancias que enfrentaban las comunidades afroamericanas y latinas en esa época, un contexto de desigualdad y marginación que impulsó la necesidad de una nueva forma de expresión.
La cultura hip-hop se construyó sobre cuatro pilares fundamentales: el rap o MC-ing, donde la voz se convierte en instrumento de protesta y narración; el DJ-ing, que mezcla ritmos para crear nuevos sonidos; el Graffiti o writting, que transforma los espacios urbanos en lienzos de arte y resistencia; y finalmente, el Breaking, el baile que canaliza la energía y la lucha de estas comunidades en un lenguaje corporal lleno de fuerza y creatividad.
Juntos, estos elementos dieron forma a un movimiento cultural que trascendió fronteras y encontró en las calles su escenario principal.
El Breaking como Danza y Deporte
El breaking, conocido mediáticamente como breakdance, surgió primero como una danza social, enraizada en las vibrantes “Party Blocks” que reunían a las comunidades afroamericanas y latinas en el Bronx. Estas fiestas eran espacios donde se compartían y fusionaban distintos estilos de danza, provenientes del funk, el jazz, el swing y otros géneros.
Fue en este entorno donde jóvenes, muchos de ellos menores de quince y dieciocho años, comenzaron a experimentar y combinar movimientos que habían visto en sus referencias culturales. Inspirados por los grandes jazzistas y bailarines de la época, como los legendarios Nicholas Brothers, famosos por sus rutinas acrobáticas, así como por las artes marciales, la improvisación y la capoeira, estos jóvenes comenzaron a crear un nuevo lenguaje corporal.
Lo que comenzó como una forma de imitar y recrear, rápidamente se transformó en una plataforma de innovación. Estos niños y niñas, con un profundo deseo de expresión, desarrollaron movimientos únicos y dieron forma al breaking tal como lo conocemos hoy.
Además, el contexto de las batallas entre pandillas en el Bronx y la energía de lucha que permeaba en la calle, influyeron en la evolución del breaking, que tomó esta dinámica competitiva y la canalizó en batallas de baile. En este proceso, el breaking no solo se convirtió en una parte integral de la cultura hip-hop, sino que también estableció su propio sistema de valores y códigos, fusionando la energía de lucha con el carácter social y comunitario de la danza.
A medida que se integraban los beats del hip-hop y la expresión visual del graffiti, el breaking consolidó su lugar como la manifestación corporal de un fenómeno cultural que redefinió las calles y la cultura juvenil desde ese entonces.

La Polémica del Breaking en los Juegos Olímpicos
El debut del breaking en los Juegos Olímpicos de París 2024 marca un hito significativo, tanto para el deporte como para la cultura hip-hop de la cual proviene. Anunciado hace cuatro años, el breaking entró al programa olímpico como parte de un esfuerzo por modernizar y diversificar los Juegos.
Antes de su inclusión en París, el breaking tuvo su primera aparición en las olimpiadas juveniles del 2018 en argentina, como una prueba, después de ellos se presento en el evento olímpico durante los Juegos Panamericanos Juveniles, empezando a mostrar su potencial competitivo. Sin embargo, su inclusión en las Olimpiadas ha generado un debate apasionado y a veces divisivo.
Dentro de la comunidad interna del breaking a nivel mundial, se han tenido serias discusiones sobre esto, precisamente porque es difícil juzgar esta disciplina únicamente desde una perspectiva deportiva, ya que sus raíces son tanto artísticas como deportivas.
El breaking no es solo una serie de movimientos acrobáticos lineales y tradicionales; es una expresión profunda de identidad, historia y creatividad que trasciende las normas tradicionales del deporte.
El desafío radica en encontrar un equilibrio que respete la naturaleza artística y cultural del breaking, mientras se adapta al formato y a las exigencias de una competición deportiva de alto nivel.
La polémica sobre B-Girl Raygun

Uno de los momentos más controvertidos en el debut olímpico del breaking fue la reacción hacia la participación de la B-girl conocida como Rygun, quien enfrentó un aluvión de comentarios negativos y cyberbullying debido a la particularidad de sus movimientos en escena.
Estos ataques, que se centraron en lo que algunos consideraron una expresión corporal fuera de lo común, reflejan una falta de comprensión del lenguaje propio del breaking y una carencia de empatía hacia los procesos individuales de cada atleta.
Es importante recordar que una presentación en particular no define todo el recorrido de un deportista. Cada atleta que compitió en las Olimpiadas atravesó un proceso arduo y complejo que desde la distancia es difícil de comprender en su totalidad. Nos corresponde a nosotros, como espectadores, respetar y valorar esos procesos, en lugar de caer en juicios superficiales.
En el caso de Raygun, su actuación mostró transiciones sólidas entre footwork y backwork, movimientos donde trabajó con los pies en posiciones bajas y utilizó puntos de apoyo en la espalda, hombros y codos. También ejecutó transiciones complejas entre footwork y freezes, buscando siempre mantener una musicalidad coherente con su estilo personal. Aunque algunos movimientos pudieron parecer inusuales o “chistosos” para ciertos espectadores, esto en realidad evidencia el miedo que muchas personas tienen a lo diferente, y su resistencia a expresiones que se alejan de lo que se considera estéticamente aceptable o convencional en un contexto deportivo. El breaking, en su esencia, permite y celebra una libertad de expresión que desafía esas normas rígidas.
En un escenario tan altamente expectante como el de las Olimpiadas, es fácil olvidar que no todo en el breaking tiene que ser excesivamente acrobático o opulento. Lo que realmente importa es la autenticidad y la conexión del bailarín con su arte, algo que puede ser tanto deportivo como artístico.
La participación de Raygun, con su estilo único y personal, es un recordatorio de que la esencia del breaking radica en la expresión individual y en la libertad creativa, elementos que pueden ser apreciados más allá de los estrictos estándares deportivos.
La Complejidad de este nuevo DepoArte
El fenómeno del breaking en las Olimpiadas trasciende la simple inclusión de una nueva disciplina en el ámbito deportivo; refleja una realidad social y cultural mucho más compleja y multidimensional. La observación del breaking no puede reducirse a un análisis unidimensional o unideportivo, ya que esta danza-deporte integra movimientos que van más allá de una sola disciplina.
En cada rutina de breaking, los espectadores pueden observar una amalgama de influencias que incluyen power moves característicos del breaking, acrobacias propias de la gimnasia artística y acrobática, movimientos con la fluidez de la danza contemporánea, e incluso elementos tomados del boxeo y otras artes marciales. La rapidez y fluidez con la que estos movimientos se combinan en una sola ejecución requieren una comprensión profunda del lenguaje que define el breaking.
Cada aspecto, desde el footwork, que abarca una variedad de pasos y transiciones a nivel bajo, hasta los freezes que desafían las leyes de la física, pasando por los power moves y el toprock, requiere una habilidad técnica y un entendimiento anatómico profundo, adicional de una mirada artística y multideportiva.
Además, la ejecución de estos movimientos se da en sincronía con la música y dentro del contexto de una batalla, donde la confrontación no es agresiva como en las artes marciales tradicionales, sino que es un diálogo físico que implica respuesta y contrarrespuesta. Esta interacción dinámica añade una capa adicional de complejidad al análisis del breaking, ya que involucra una interpretación no solo técnica, sino también emocional y cultural.
Es natural que en la profundidad, autenticidad y a veces rapidez con la que se despliegan estos múltiples elementos hagan que el breaking sea difícil de entender en una primera aparición olímpica, ya que requiere una capacidad de análisis que abarque desde la biomecánica hasta la improvisación musical y el entendimiento del lenguaje de la batalla.

Conclusión y el anuncio de que el Breaking no participa en los Olímpicos de Los Angeles 2028
La inclusión del breaking en los Juegos Olímpicos de París 2024, junto con disciplinas modernas como el skateboard, el surf y la escalada, marca un cambio significativo en la forma en que entendemos el deporte a nivel global.
Este fenómeno no solo celebra nuevas formas de competencia, sino que también refleja una apertura hacia culturas que han surgido como contraculturas, lejos de las corrientes hegemónicas dominantes. El breaking, nacido en las calles como parte integral del hip-hop, representa una cultura subdominante que encontró un espacio en el escenario olímpico, un espacio que históricamente ha sido reservado para deportes con raíces en la cultura dominante.
Lo que hace al breaking especialmente interesante es su capacidad de desafiar normas establecidas no sólo en términos de técnica y ejecución, sino también en su aspecto social y cultural. Los atletas que compiten en breaking a menudo exhiben estilos únicos, con tatuajes, perforaciones y un enfoque personal en su vestimenta, rompiendo con las estructuras tradicionales de uniformidad que caracterizan a otros deportes. Además, el breaking ofrece un espacio donde las normas de género son cuestionadas y redefinidas, con mujeres que compiten y se expresan sin las restricciones que a menudo se observan en otras disciplinas deportivas.
La llegada del breaking a las Olimpiadas puede generar también nuevas oportunidades de financiamiento y patrocinios, así como modalidades de inversión que pueden beneficiar tanto al deporte como a la cultura. Este fenómeno es particularmente relevante para países como México, donde esperamos que estas oportunidades se integren y permitan una mayor participación en el ámbito internacional.
Es importante destacar que B-Boy Víctor, quien ganó medalla de bronce en la categoría varonil, tiene raíces mexicanas, lo que refuerza la idea de que el breaking es una cultura con raíces afroamericanas, afroeuropeas y, sobre todo, muy latinas. Muchos de los pioneros del breaking en Estados Unidos eran latinos, incluyendo mexicanos, quienes contribuyeron significativamente a la creación de esta cultura que en parte nos pertenece.
Como comunidad, estamos muy entusiasmados con lo que está sucediendo, sabiendo que este movimiento transformará muchas cosas y abrirá puertas a nuevas generaciones de atletas y artistas. El impacto del breaking en las Olimpiadas ya hizo una aportación por redefinir el deporte, logrando una posibilidad de abrir nuevas rutas de desarrollo cultural y económico en las próximas décadas.
Desafortunadamente el Comité Olímpico anunció que el Breaking no participará en la edición de Los Ángeles 2028. Debido a la falta de aceptación mediática y social. Lo cuál, conforme a toda la reflexión que hemos tenido, podemos verlo como natural debido a la complejidad de esta disciplina. No olvidemos que en el fondo los deportes también están regidos por un complejo entramado mediático y político.
El Breaking ya ha marcado historia y lo seguirá haciendo independiente a este evento deportivo. Podemos decir que de cierta manera es una disciplina que se queda chica ante los estándares rígidos del deporte y de la consciencia de las masas. ¿Será que en el futuro estemos más preparados para apreciar disciplinas como estás? ¿Qué movimientos se generarán a continuación a favor de esta expresión?
Sigamos adelante con el entusiasmo que nos brinda compartir nuestras expresiones. La danza y el deporte son pilares fundamentales de la sociedad que pueden traer mucha luz al mundo, para liberarnos de la violencia y patrones hereditarios impuestos. Los bailarines, bailarinas y atletas de cualquier disciplina somos muy importantes y tenemos una gran responsabilidad con la sociedad. ¡Por eso que vivan todas las expresiones y sigamos adelante con la cabeza muy en alto!
Muchas gracias.

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